'Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, y quién lo impedirá? Y su mano extendida, quién la hará retroceder?". Isaías 14:27
"..mas si no es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios". Hechos 5:39
La transición apostólica se caracteriza por los cambios (mudanzas para progreso, alcanzar niveles superiores, avance y desarrollo). Esto es algo que necesitamos aceptar con humildad, los cambios no son una opción, son nuestra mayor necesidad.
Existen muchos líderes que desean una transición de lo pastoral a lo apostólico.
Ellos se han dado cuenta de que Dios los quiere promover a un nivel superior.
Sienten en su espíritu la necesidad de esta transición, pero ignoran cuales son los pasos que tienen que tomar para ver realizado este llamado.
Frente a las transiciones apostólicas tenemos que enfrentar dos extremos, por una parte, la DESINFORMACION (ignorancia de lo que está ocurriendo) y por la otra, la DISTORSION (desvíos y excesos de lo que ocurre).
Es vital que todos podamos encontrar por dirección del Espíritu y la Palabra el mecanismo correcto para ayudar al liderazgo a realizar esta etapa de transiciones.
Bases de dirección en los cambios.
La capacidad y disposición de cambiar es la sujeción a una ley establecida por Dios y no un simple hecho de hacer algo novedoso, o para impresionar que andemos a la vanguardia.
El Espíritu de Dios se mueve para hacer y producir cambios, no para que nos sintamos bien, sino para que lo hagamos bien. Dios me da libertad para hacer lo que debo que hacer, no lo que quiero hacer.
Dios es un Dios de cambios.
En el Reino de Dios, el cambio no es algo que se discute, es algo que se obedece. Muchas veces cambiamos cuando el dolor actual es mayor, que el gozo que produce el cambio.
Todos los cambios son producidos por personas que entienden que son una generación de relevo, para que a sus hijos no los sorprenda el futuro, ya que tenemos la responsabilidad de preparar una plataforma mas sólida desde podamos lanzarles a niveles mas altos de influencia.
En el Reino de Dios las transiciones son necesariamente imprescindibles, inevitables e inexcusables. El Señor prometió en Isaías 43:18, hacer cosas nuevas; por lo tanto nuestro Dios no está anquilosado en los recuerdos de los hechos pasados, sino que se mueve soberano e innovador en la historia.
Definiciones para atender al desafío de los cambios.
El cambio afecta a todos.
Aunque usted se niegue a cambiar, el cambio lo cambiará.
El cambio llegará.
Con usted, alrededor de usted y sin usted.
Tenemos uno de los dos destinos.
Dos alternativas: Cambiar o fracasar.
Los cambios son difíciles de hacer.
Los cambios son difíciles de hacer porque no hay nada mas seguro que lo conocido y lo actual.
Cualidades de las transiciones.
En términos naturales conocemos que existen cuatro transiciones (estaciones de tiempo) en la naturaleza: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Durante las estaciones los cambios no son bruscos, sino que siempre hay una transición. Lo apostólico nos hará saber en que estación estamos y lo profético nos mostrará cual es la próxima estación.
Si queremos ser capaces de manejar el cambio con eficacia y eficiencia que nos lleve a la excelencia, es definitivo entender las seis características acerca de las estaciones.
Las transiciones son naturales.
Es el cumplimiento de un propósito de Dios establecido en la naturaleza. Es un cambio perfecto. Los cambios efectuados por Dios son en todo el mundo y son parte de su propósito. Los cambios de las estaciones son algo que nadie puede forzar, pero sus implicaciones si afectan a todos.
Los cambios de transición son imposibles de detener.
El poder que determina una estación está más allá de nuestra comprensión y desafía nuestra lógica. Toda nuestra capacidad y poder están limitados por el soberano propósito de Dios. No importa cuanto gritemos, oremos, clamemos, reprendamos, nos molestemos, hagamos planes; nada puede detener el invierno, ni siquiera el mismo diablo.
Nada puede detener el tiempo y el propósito de Dios para esta generación. El cambio es inevitable, ha llegado a su máxima capacidad. Esto nos enseña que el principio y el fin de una temporada no es determinada por el hombre sino por la agenda de Dios.
No podemos resistirnos a las transiciones.
Si un hombre con traje de baño desafía una tormenta de nieve es un necio para usted verdad?. Será igual si nos resistimos a los propósitos de Dios.
Cualquiera que luche contra un cambio divinamente natural, terminará inevitablemente como el hombre del traje de baño en la tormenta de nieve. Su fin es muerte.
Las transiciones no tienen respeto por nadie.
El Señor nos enseña que puede ser el alcalde de una ciudad, el presidente de un país, abogado, rey, pastor, apóstol, etc. no puede ni debe interferir en lo que El se propone hacer. De igual forma, cualquiera que desafie una tormenta de nieve
acabará con su propia vida.
Las transiciones al igual que las estaciones de tiempo, no respetan jerarquías. Los resultados o vestiduras de la época pasada no te sirven para la presente. Es absurdo salir en verano con ropa de invierno. Las transiciones exigen sumisión a sus reglas.
Las transiciones no piden permiso.
Algunos creen que pueden manipular con el poder que el cargo les da, lo que Dios determinó hacer.
Las estaciones no esperan la autorización de los distinguidos de una ciudad para desarrollar su carga divinamente dada por Dios.
La llegada y partida de una estación no necesitan nuestra bendición, porque tienen la de Dios, igualmente las transiciones apostólicas.
Las transiciones traen cambios que nadie puede controlar.
Somos incapaces de hacer que ocurra un cambio radical por el frío o el calor.
Las estaciones no toman en cuenta nuestros deseos o actitudes personales. Así mismo, ninguna de estas cosas puede tomar control sobre una transición en el tiempo y propósito de Dios.
Una transición de Dios nunca será otorgada como un trofeo a ningún hombre; grupo u organización. Sería tan absurdo como escribir un libro titulado: "COMO LOGRE HACER EL INVIERNO"
La verdadera sujeción.
Es triste decirlo; pero es una de las más crudas realidades de la vida cristiana es que, muchos mueren en las transiciones apostólicas por que no entienden o no quieren respetar los principios de Autoridad y Sujeción que Dios establece, para el perfecto funcionamiento y desarrollo de Su Iglesia.
Dios quiere de nosotros obediencia en lugar de sacrificios. Si hay algo que Dios no soporta es la rebelión. La obediencia es la expresión más completa de nuestra respuesta a la voluntad de Dios, como autoridad en nuestra vida. (I Sam 15:1-3.) Si Jesús fue entrenado en la obediencia, quiere decir que obedecer es algo que se necesita y debe aprender, en cambio desobedecer es natural. Nadie ha recibido un seminario o curso de "Como portarse mal". Si aprendo a obedecer me va a ir bien.
En una estación del tiempo las leyes que ésta establece no se discuten, sino que se guardan. Igualmente en una transición apostólica la Autoridad no se discute, sino que se respeta.
Esto tiene que ver con un espíritu correcto que comprende los principios del Reino, pues no se trata de imposiciones o caprichos humanos, sino delineamientos divinos, por gente que opera de acuerdo a la función designada por Dios y no por cargos jerárquicos ejercidos con arbitrariedad y tiranía.
Existe la posibilidad de estar trabajando en la obra de Dios y vivir en rebelión, ya que satanás no teme que sirvamos a Dios, pero si teme que estemos bajo su autoridad. El centro de todos los conflictos en el universo es la cuestión de decidir a quien pertenece la autoridad. Existen dos principios en el universo: La autoridad de Dios y la rebelión del diablo, nuestro deber es decidir a quien servir.
El Nuevo Nacimiento nos permite entender, no sólo el verdadero significado de la salvación, sino de conocer la verdadera Autoridad de Dios. Todo aquel que tiene un verdadero encuentro con la autoridad, se somete a ella, ya que nuestra sumisión no está dirigida a una persona, sino a la autoridad de Dios en esa persona. (Pablo se sometió a la ministración de un desconocido discípulo llamado Ananías).
La mayor exigencia que Dios hace al hombre, no es que haga cosas buenas o deje de hacer cosas malas, sino que se someta a Su Autoridad. Cuando todo ministro entiende la voluntad de Dios y se somete a ella, puede experimentar la realidad de la autoridad del Reino. La única meta de la Iglesia es representar y manifestar la autoridad de Dios en el universo, a fin de establecer su Reino en la tierra. (Efesios 1:18-20.)
La dimensión espiritual de la Iglesia se mide por la capacidad que tenga para expresar la autoridad de Dios en la tierra, y no por la cantidad de gente que reúna. (Efesios 3:10)
Los cambios en la Transición Apostólica:
Cambio de Dirección:
De lo pastoral (dirigido a la congregación), a lo Apostólico (dirigido al mundo).
La estructura de gobierno de la Iglesia no puede seguir manejándose desde una perspectiva pastoral o empresarial donde aparece más la figura de un jefe jerárquico que la de un profeta del Reino.
Es fundamental que el gobierno humano, cualquiera que sea su forma, sea reemplazado por el gobierno divino; de tal forma que cada ministro encuentre que goza de una verdadera cobertura espiritual que lo protege y promueve, y no una tapa organizacional que lo limita y asfixia.
Así puede entender que, bajo esta dinámica ministerial son más importantes las relaciones de pacto, que las reglas de trabajo, pues disfruta más de la cooperación ministerial, que el control organizacional.
Cambio de Situación.
De la mentalidad de templo y Sacerdocio del Antiguo Testamento, a la mentalidad Apostólica en la que todos nos involucramos en asistir a la gente en sus necesidades.
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